A ti que vas sin rumbo
mientras la lluvia arrecia
y los años se van
y la calle te roba las noches
sin
importar si es domingo...
A ti que buscas abrigo
que darías una mano
a cambio de trabajo,
que tratas de sobreponerte
mientras
tus zapatos se desgastan...
Siempre hay un poema
para este destino que te hiere,
alguien que te quiere
por las penas que vas
dejando.
Si puedes dejar todo eso
tú que cambias tanto de dirección...
Serás bienvenido a mi casa.
Bienvenido a mi casa
a compartir los sueños, las dudas, las penas y
alegrías.
Bienvenido a mi casa,
serás bienvenido a mi casa
si no te abandonas,
vales más de lo que crees.
Al secarse las lágrimas
y al cerrarse las puertas,
cuando la ciudad duerme
y el cuerpo está cansado,
cuando
la soledad duele más que nunca...
A ti que mereces más
que sólidos barrotes
como única decoración.
A las risas
invisibles
que no te despiertan mientras duermes...
Siempre hay un sol en las lágrimas que derramas
y alguien que conoce
tu voluntad y tu ternura.
Tú
que te mantienes fuerte y erguido
tras los muros que se levantan...
Eres bienvenido a mi casa,
bienvenido a mi casa
sin riqueza ni promesas,
tengo tanto que aprender
de ti.
Bienvenido a mi casa.
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